ALBERT Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez, se levantó para disfrutar de otro día de color naranja, en el que los angelitos tocasen la lira y las flores sonriesen a su paso, pero nada de eso ocurrió. Tuvo que pactar con su antigua jefa de prensa el pago de 153.000 euros para no evitar un juicio por acoso laboral y los críticos se organizaron en TransC’sparencia para regenerar Ciudadanos y liberarse del miedo. El naranja de ese día se pareció mucho al negro.