Feijóo descoloca a los que ya habían diseñado su futuro
LA producción de Coren se hubiese quedado corta si los gurús de la política hubiesen leído las entrañas cada vez que emitían un pronóstico sobre el futuro del presidente de la Xunta. Mil veces lo colocaron en Madrid; otras mil lo mantuvieron confinado en Galicia. Si le iban mal la cosas a Rajoy, él sería su sustituto; si le iban bien, su refuerzo; en otras ocasiones, aunque todo se torciese, auguraban que el líder del PP no echaría mano de Feijóo para no quemarlo... El premier gallego no entraba en el juego de las apuestas; simplemente se limitaba a repetir que cuando llegase el momento adecuado explicaría cuál sería su futuro; y ha cumplido su palabra, pero lo ha hecho incorporando una variable con la que no contaban los que se atribuían el más profundo conocimiento de su forma de ser: la posibilidad de que abandone la política. Él mismo ha confirmado que “en los próximos días” comunicará a Rajoy su decisión. Hasta ese momento toca esperar, incluso a los avezados feijonianos, que, por supuesto, acabarán diciendo, sea cual sea el desenlace: “Yo ya lo sabía”.
La Marea lleva a Alvedro a caer en barrena
TAL vez los datos hagan reflexionar a los responsables municipales coruñeses sobre la pésima política que están siguiendo con respecto al aeropuerto de Alvedro. Mientras en Vigo, Abel Caballero, que siempre va por libre, se ha marcado el tanto de su vida al conseguir la llegada de la irlandesa Ryanair, y en Santiago, Martiño Noriega habla de coordinación mientras llena los bolsillos de las compañías que allí operan, en A Coruña, Xulio Ferreiro y los suyos prefieren pelearse por convertir la avenida de Alfonso Molina en un carril bici, que por conseguir vuelos y enlaces para el aeropuerto coruñés. Y, así, los datos correspondientes a febrero de Aena confirman el peor de los temores de los ciudadanos y es que Alvedro no solo ha roto su racha ascedente en el número de usuarios, sino que ve cómo los otros dos aeródromos gallegos despegan hasta meterse entre los que más crecen de todo el Estado. Eso sí, en A Coruña podemos presumir de superávit y de tener dinero en el banco.
El viento del sur llega hasta Lugo
NI Santiago Pemán podría explicar cómo un viento que nace en Sevilla llega a Lugo con tanta fuerza, porque si el hipogrito huracanado que lanzó Susana Díaz no se llevó volando a José Ramón “O Garañón” Gómez Besteiro fue por el lastre que suponen los legajos judiciales y que lo mantiene pegado al suelo. Su afirmación de que en Andalucía hay personas que asumen responsabilidades es uno de esos refachos que quedan para la historia, aunque a algunos, como Chaves o Griñán, les cuesta bastante decidirse a asumirlas.
El lado humano del ministro
EL ministro de Exteriores, García-Margallo, fue todo un descubrimiento que hay que agradecer a Rajoy. Su humor y su cultura lo hicieron destacar por encima de sus compañeros de Gobierno, pero ahora, cuando ya se está jugando la prórroga, ha dejado al descubierto su lado humano al oponerse a las expulsiones colectivas de refugiados hacia Turquía. ¡Menuda sorpresa! ¡Con lo que le ha gustado externalizar servicios a este Gobierno!
El precio por llegar al Gobierno
LOS escoceses preparan un nuevo referéndum para ver si se independizan del Reino Unido. Da igual que ha ce poco hayan celebrado uno. Los independentistas (véase el caso de Quebec) son seguidores de esa línea de trabajo en la que cuando algo no sale como uno quiere, pues se repite las veces que haga falta hasta conseguir el objetivo deseado. Es decir que el pueblo dijo no a la secesión, da igual, se le vuelve a preguntar hasta que se canse y diga sí. Esto es lo que debe tener en cuenta mañana Pedro Sánchez cuando se reúna con Puigdemont. Tiene que saber que abrir el melón de la consulta (como le gusta decir a los progres) no supondrá más que una sucesión de votaciones hasta que los secesionistas consigan su fin último que es la salida de España. Solo falta que el cherif del PSOE se dé cuenta de que es un precio demasiado caro, por muchas ganas que tenga de redecorar los salones de La Moncloa.
El gran complejo de los franceses
LOS franceses son auténticos especialistas en montar grandes competiciones que luego ganan otros. El caso más claro es el del Tour. Hace falta tener una memoria de elefante para recordar a un galo vestido de amarillo en la llegada de los Campos Elíseos. Algo similar les sucede con Roland Garrós, donde su papel más destacado es el de recogepelotas. Sin embargo, a los gabachos parece que les duele mucho más cuando el que gana es un español. Solo desde el complejo que sufren se puede comprender su actitud con Rafa Nadal al que hasta una exministra acusa de dopaje sin pruebas. Él ha decido denunciarla. Seguro que también le gana.
Sentada a ver pasar el cadáver
AL final se puede presentar cualquier socialista a la candidatura vacante que deja Besteiro en el PSdeG. La veda quedó abierta y pronto pedirán la cabeza del líder. El congreso será una montería de cabecillas locales y solo sobrevivirá el más fuerte. La cantera goza de buenos relevos y no será extraño ver que los autodescartados comienzan la carrera para suceder al de Lugo. Beatriz Sestayo ha visto pasar el cadáver del enemigo y por el moemnto solo ha lanzado un dardo a la defensa de su hasta ahora secretario xeral. Cándido Conde-Pumpido hijo parece que no goza de las simpatías de su compañera de oficio, porque el deseo de suerte que le envía hace prever que aventura un futuro muy judicializado al malogrado senador.
Cualquier cosa por salir en la foto
SI algo une a una folclórica con un político es el amor desmedido que ambos sienten por la fotografía. Todo el mundo recuerda aquel memorable momento en el que Isabel Pantoja (folclórica dónde las haya) le decía a su compañero sentimental Julián Muñoz (político, por aquel entonces y hoy recluso por llevarse dinero a espuertas de las arcas públicas) aquello de “dientes, dientes”, al verse rodeados por fotógrafos. Pues ayer en Vigo se vivió una especie de remake de aquella patética escena aunque, con diferentes personajes. De un lado Ana Pastor y Fátima Báñez; del otro, Carmela Silva y, en el medio, fotógrafos. Era la colocación de una primera piedra y no llegaron a las manos de milagro. Los del PP se olvidaron de invitar a Silva a situarse junto a ellas (es decir, salir en la foto). Menos mal que había por allí un entregado defensor que consiguió que al final la presidenta de la Diputación pudiera introducir con desdén un periódico en la urna conmemorativa.