Una prueba de agilidad

LA abuela Carmena no está ya, por razones de edad, para demostraciones gimnásticas, pero aun así, camino del trabajo –será los días que no va en coche–, recoge “hasta cinco o seis latas que la gente tira al lado de la papelera”. Si eso es verdad, no cabe duda de que los madrileños son un poco guarros de más, pero también cabe pensar que quizá la alcaldesa de la capital del Reino esté buscando una lata con su nombre. Y si es así, ¿seguirá agachándose a recogerlas a partir del día en el que la encuentre?

Una prueba de agilidad

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