Ahora tras pasar las fiestas navideñas, fin de año y reyes, de una forma atípica y esperanzados en que pronto llegue la vacuna a todos los ciudadanos para reconfortar el alicaído ánimo en que nos dejó el 2020, pero no hablaremos de fiestas ni de vacunas, las primeras habrá que retomarlas con mayor ilusión en este año que se nos presenta como un reto de nuestras ansiadas ilusiones y lo segundo esperar con paciencia que todos puedan poner la vacuna y así volver a la antigua realidad, la verdadera esperanza de vida que todos hacíamos y cada uno se sentía feliz con lo suyo, de modo que habrá que armarse de paciencia, hasta que llegue ese sublime momento.
Pero como todo con el tiempo llega y también pasa, las noticias sobre el estado de nuestra ciudad son alarmantes o al menos cabe así deducirlo, la parte del centro coruñés, sufre un total abandono, en la promesa de unos planes a futuro, que quizás no lleguen nunca o tarden en llegar más tiempo del debido, por tanto no es de fiar que esos planes a largo plazo puedan tener efecto o solución a los intereses de la una ciudad que se nos cae a trozos.
El centro de una ciudad, tiene que ser inmaculado y perfecto en su ornamentación, cuidado y de un pulcro acabado, el proyecto a futuro no aporta solución inmediata y para colmo se empeoró el tránsito de vehículos y con ello se acumulan los atascos, la ciudad coruñesa no fue diseñada de ayer para hoy, pero resulta que los tres últimos gabinetes que pasaron por la Alcaldía, han fiado sus proyectos de futuro a unas próximas elecciones. Pasó con Negreira y con Ferreiro, ambos se quedaron sin ver sus proyectos finalizados y con este último, puede acontecer lo mismo y sé está quedando una ciudad muy lejos de los resultados apetecidos, tanto para los políticos que ya no están, como para la actual mandataria municipal.
Por tanto el centro de la ciudad tiene que ser reparado en su conjunto de forma principal y sin demora en el tiempo, la pandemia pasará y la ciudad seguirá en un estado lamentable, es desmoralizante ver actualmente como se encuentra el centro de la ciudad, a este paso no quedará nada que llame al visitante a que venga a la Coruña, pero lo peor es que tampoco llama al ciudadano coruñés y de su área de influencia a que venga a dar una vuelta por esta depauperada urbe, en la que solo hay atascos y falta de aparcamientos, con lo cual las perdidas son cuantiosas para el comercio en general y también para la hostelería.
Los vehículos son la fuerza motriz de nuestros días y lo serán en el futuro, sean estos de gasolina, gasoil, gas ó eléctricos, es la forma más cómoda de moverse, las grandes ciudades que han implantado restricciones a la circulación, se hayan en horas bajas, así ocurre en los centros de muchas urbes que han cerrado sus comercios de todo tipo.
La ciudad coruñesa marcha por el mismo camino en unas medidas equivocadas y sobre todo fiadas a futuro.
Si en ese espacio de tiempo el gabinete actual pierde las elecciones, la corporación entrante hará lo conveniente según su programa y la ciudad saldrá perdiendo y maltrecha de su pretérito abandono. Hay que ponerla en valor sin demora, como está desdice mucho como ciudad.