ace unos meses que noticias de Galicia aparecen reflejadas y comentadas hasta en las televisiones de nivel estatal. Parecen simples anécdotas, pero no lo son.
Comienzo por la que parece una broma sin importancia. El otro día, suspiraba profundamente Manuela en el puesto del pescado. Tiene tres gallinas que le acompañan a diario, que, día sí y día también, deja que se le escapen para, así, poder hablar con las vecinas al aterdecer. Manuela está más próxima a los 90 años que a los 80, trabajó en Barcelona y, dejando a la mayoría de la familia en esa capital regresó a la costa lucense, a su aldea, porque ahí quiere morir. Le han comentado que aprobarán un impuesto para aquellos que crien más de cuatro gallinas. Cuando el río suena…, no serán cuatro, pero algo traman. Las gallinas son, para muchos ancianos, mucho más importantes que unas docenas de huevos, son el motivo de tener que levantarse de la cama, la razón para salir a charlar, el agradecimiento e intercampio con aquellos que le regalan el pan reseco para alimentarlas. Es decir, imprescindibles.
Otro caso. Entró mi hermana en la finca y me advirtió: tendrás que pagar 60 euros por la caseta de la Kanela, la perra murió hace un año, pero conservo su vivienda y sus pelotas de jugar. No hice mucho caso porque los impuestos, tanto los lógicos y razonables como los otros, me tienen curada de espanto. Una semana después, volvió, y aclaró que no tendría que pagar porque la caseta no tiene puerta. Era muy lista la Kanela, pero complicarle la vida con puerta y llaves me pareció un abuso, igual que abrirle una cuenta en las avaras bancas mundiales, o enseñarle a guasapear.
El tercer caso es el del párroco que el obispo de Lugo envió fuera de su parroquia de Friol, donde llevaba más de veinte años, y titularlo de iglesias extrañas. Hay una lucha sentimental entre los parroquianos y la autoridad. Pero la autoridad de la Iglesia católica es inamovible, no ha evolucionada nada hacia la democracia y normalidad de vida. Su estructura en jerarquizada y vertical, o sea, absolutista.
Seguimos. Salió en el diario decano de España, Faro de Vigo, un artículo titulado “La momia de Franco”, por el título presentí que se iba a meter con el dictador, pero no, arremetió contra los que defienden la Memoria Histórica. Desconcierta desde el comienzo: “Lo malo de tratar de ganar una guerra civil perdida en el pasado siglo, ensañándome con la momia del vencedor [sepultura en el Valle de los Caídos], refleja al mismo tiempo impotencia y odio, teñidos de supersticioso temor, reabriendo viejas heridas y periclitados oprobios que debieran olvidarse para siempre”. Aquellos que quieren encontrar el cadáver de su familiar asesinado ¿quieren ganar una guerra civil?, su conducta pacífica ¿refleja impotencia y odio?, qué quiere decir con: “teñidos de supersticioso temor”, y “reabriendo viejas heridas y periclitados oprobios que debieran olvidarse para siempre”, se podrán tranquilizar cuando consigan darle sepultura, lo de olvidarse para siempre es duro, hay que reconocer que en silencio, aparentando olvido, tuvieron que vivir cuarenta años. Este firmante, al igual que muchos otros que hacen discursos y escriben ensayos, se creen que los vencedores estaban en la verdad al cien por cien, que la historia que patrocinaron fue tal cual la cuentan. Pues miren, el 11 de junio, una de las más importantes agencias de noticias la AP (Associated Press, de EEUU) presentó un Informe en el que reconoce que fue condescendiente con los nazis por intereses propios. La periodista en Washington, Amanda Mars, nos cuenta como manipularon la información en la guerra de España para castigar a los “rojos republicanos” y favorecer a los insurgentes. Un bombardeo (6-11-1936) que los franquistas reconocieron como propio, en el que murieron casi cien personas, la agencia AP, por mediación de los servicios nazis en Berlín, acusaron de ese genocidio a los republicanos (El País 11-7-2017; p.29). ¿Hay que tapar esta mentira, como se tapó el bombardeo de Guernika y otros pueblos vascos?. No, hay que reconstruir la historia. Reincorporando las verdades.VERDADE, XUSTIZA E REPARACIÓN
Por último, el caso de los empresarios de Ponteareas y su boletín El Mariñán que intentó purificar la moral social, arremetiendo contra los gais. Ya hay que ser osado para ponerse a pontificar desde el sector empresarial en el contexto actual.
Todo lo que reconocía el redactor del texto era la necesidad de “aparentar”, si eres gai que no lo parezca, si robas que no te descubran; si te dedicas a jugar con el móvil en las sesiones parlamentarias que no te vean; si maltratas a la mujer, en la calle preséntate como un caballero; si gastas en vino e invitaciones lo que iban a comer tus hijos, vete a vivir al otro extremo de la ciudad, para que nadie lo sepa, o sino amenaza a pedradas a los que lo cuenten. Rancio país el que sigue así, el que no le planta cara al cinismo, el que pretende seguir viviendo al estilo siglo XIX en lugar de afrontar el siglo XXI. ¡Que Dios le de corta vida a ese modelo político-social!