Honesto y trabajador

Estos días hay mucho trasiego de jugadores, entrenadores, políticos y subsecretarios, entre otros cargos trashumantes de la vida social. Es común la coletilla de que fulano o mengano, ahora llamando a nuevo despacho, es honesto y trabajador. Una frase adjetiva desafortunada para los que somos de la vida civil, ya que se nos presupone vagancia y poca castidad. A non ser que los sabios quieran decir con esos calificativos que el susodicho ministro o entrenador es un mindundi puesto ahí a falta de otro mejor. Así que habrá que estar con atención presta a los banquillos ligueros y a  la actividad ministerial para comprobar si mantienen una actitud recta y no hay que echar mano a la cartera cuando nos crucemos con alguno. Es como aquello del buen gestor que se aplicaba antes, después de la salida de algún inútil de algún puesto porque cualquiera que llegase y supiese abrir la puerta y cerrarla con llave ya lo había hecho mejor que. Mejor sería calificarlos como competentes y punto, como se decía.

Honesto y trabajador

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