Semana intensa a través de las variadísimas propuestas musicales que ofrece la 58º edición del Curso Universitario e Internacional “Música en Compostela” que se celebra cada día en joyas arquitectónicas como la Capilla del Hostal de los Reyes Católicos o la imponente Catedral, en donde nos damos cita los que participamos en este curso y un público generoso que vive estas jornadas con entusiasmo.
Música de cámara a cargo de la joven pianista Isabel Pérez Dobarro, el violín de Pablo Martín y el chello de Pedro Peláez; concierto de órgano de la veterana profesora Montserrat Torrent o el piano de Ángel Huidobro Vega con los compases de la Suite Iberia, obra maestra de Isaac Albéniz, calificada como una de las grandes del S.XX, impregnada de tradición popular, espíritu nacionalista y magistral técnica que la convierten en un desafío para los mejores intérpretes.
Pero el momento culmen de toda esta muestra de la mejor música vino de mano de la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por el Maestro Zumalave, la batuta que viene a constatar que en nuestra tierra hay buenos y grandes directores, lo que demostró Maximino en sus dos esperados conciertos. El primero con obras de compositores gallegos: Groba y su suite barroca en seis espacios Los intres boleses, una obra en que se dan la mano clasicismo y tradición; la introspectiva From Flame to Memory, de Xavier de Paz; y nuevamente Octavio Vázquez con su Hermes que en un único movimiento desarrolla una música de gran lirismo, profundo dramatismo y melodismo que asoma en bellísimas líneas. In crescendo en interés y exigencia seguimos con la Filharmonía y los maestros españoles: Halfter, Montsalvatge y el concierto para viola y orquesta con el solista Ashan Pillai, los Cantos de Ordesa del célebre Antón García Abril, que hace posible con su música la plena fusión entre inspiración y técnica para expresar la más absoluta belleza, y el Amor Brujo de Falla, en interpretación magistral de la orquesta. La música continuará esta semana. Sin duda, merece la pena.