¡POBRE Ramón Espinar, es todo un incomprendido! Cuando quiso experimentar lo que siente un especulador inmobiliario, lo acosaron por todas partes; total por vender un piso; ¿Quien no compra un piso por cinco y lo vende por diez? Que no podía hacerlo, que era de protección... tonterías. Le dan caña también porque acumula tres cargos –portavoz en el Senado, diputado en Madrid y secretario general de Podemos Madrid–, cuando el partido prohíbe, no ya la triplicidad, sino la duplicidad... tonterías. Y ahora se ha llevado las del pulpo por lo de las coca colas, que, por cierto, se las bebe a pares, en el Senado. Él realmente no boicotea el boicot de Podemos a la chispa de la vida –¡qué viejo suena!–, sino que acelera el proceso para que se agoten cuanto antes en la Cámara Alta. Sigue así, Ramón; eres otro ejemplo perfecto de castadura.