Harto de mentiras

ntra un inmigrante en Servicios Sociales, y le dan el alquiler de la vivienda y una paga; si eres española, tendrás esos mismos beneficios si acusas a tu marido de maltrato, en cuyo caso irá a la cárcel aunque no aportes pruebas. 
Los inmigrantes retiran comida de Cáritas, y luego la tiran a los contenedores. Hay colegios donde los musulmanes han logrado prohibir la carne de cerdo en el menú. Hay 150.000 mujeres contratadas en los “chiringuitos” contra la violencia de género (en Ferrol serían nada menos que 230), y así hasta que se agota la imaginación.
La mentira es un peculiar mecanismo evolutivo que nos permite obtener ventajas, y cada uno tiene sus propias razones para mentir, entre ellas ganar votos politizando el rencor de quien no sabe gestionar sus fracasos, y desea escuchar que la culpa es de otros; es la fe del carbonero que quiere ser protegido de una verdad que le incomoda.

Harto de mentiras

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