La real solidaridad

El coronel no tiene quien le escriba. Y Pablo Podemos tampoco en el sentido que él ha pretendido. Pablo Podemos es ese tipo de coleta –altivo, mandón e imperialista– que viste informalmente en situaciones en las que el protocolo demanda otra cosa, aun cuando su populismo inveterado le haga pedir prestado un esmoquín para dar mayor incienso al glamour de los Goya.
El caso es que por un “quítame allá esas bajas” tuvo la osadía de reclamar a Javier Fernández –presidente de la Comisión Gestora PSOE– que se sumara a una moción de censura contra el Gobierno de PP y de paso entrar como polilla desvastadora en la sala de máquinas del partido fundado por el ferrolano Pablo Iglesias. Sin embargo. la petición no ha colado y la réplica –misil cargado de futuro– utiliza la ironía al recordar que nunca el delincuente pueda acudir a la escena del crimen como salvador.
A propósito resulta interesante recordar nuestros viejos trenes expresos, sustituidos hoy por la velocidad del AVE, y los compartimentos donde renacía el amor romántico en una carta feliz e interminable de quien quería vivir y el destino se lo negaba...
Pues aquí, al cabo de la calle, donde el viento da vuelta a la esquina, nuestra Institución Benéfico Social Padre Rubinos recibirá el título de “Real”, conforme informó estos días el jefe de la Casa del Rey. Así nuestra preclara y solidaria residencia asistencial será adjetivada como otras asociaciones coruñesas. Y nada mejor que la reina emérita doña Sofía haya anunciado su asistencia a alguno de los actos programados para el centenario.
Caracteriza a nuestro monarca actual, Felipe VI, la serenidad y prudencia con que ha sabido regir los momentos turbulentos a nivel político y familiar. Sin codiciar riquezas y sufragando mercedes a los necesitados. Shakespeare lamentaba la ingratitud del rey Enrique VIII y Platón pedía filósofos para gobernar los Estados. ¿El presidente Eduardo Aceña sigue meciendo la cuna?

La real solidaridad

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