Ya podemos respirar tranquilos. José Félix Tezanos salió ayer a la palestra para aclarar la polémica encuesta del CIS y ya sabemos que las preguntas no tenían ninguna intencionalidad política. Es lo que él dice y tendremos que creerle, por mucho que la mayoría de sus colegas en esto de la demoscopia se hayan echado las manos a la cabeza y consideren no ya que la manipulación existe sino que, además, de lo evidente que es resulta hasta burda. Está claro que el CIS se ha convertido en un instrumento al servicio de los caprichos de Moncloa y, partiendo de la base de que esto ya nadie lo discute, preocupan y mucho las preguntas que encaminaban a los encuestados a dar a entender que apostarían por una censura de todas las voces discordantes con la línea única de pensamiento que pretende establecer el Gobierno. Parece que la salud no es lo único que está en juego. Es más que posible que, en estos momentos, nos estemos jugando nuestra propia libertad, aunque no seamos muy conscientes de ello.