¡MENUDA rebelde está hecha Rosa Gallego, la María Pita de hierro! Lleva un año entero acosando a los mareantes en los plenos, se atreve a recordarles que solo aciertan cada vez que rectifican, para evitarles caer en ese trance cada dos por tres se ofrece a darles consejo siempre que se lo pidan, denuncia ante la Junta Electoral los mítines encubiertos en forma de Dillo ti y aún tiene el valor de aceptar el nombramiento como cofrade de la Virgen del Rosario... Si no fuese porque las cuentas municipales están como están, habría que importar un gurú de la India –Welcome refugees– experto en sacar demonios para que la exorcice. Claro que a lo mejor entraba en el ayuntamiento y percibía la presencia de tantos diablos que salía corriendo.