Y van tres. Primero, Juncal fracasó en su mejora; luego, Rey impidió la contratación del aparcamiento y reforma de la Plaza; y ahora, Aneiros entorpecerá un nuevo intento. Esta es la verdadera historia de la actuación del Partido Popular en Armas. Parece querer que se arregle cuando se caiga, como As Pías.
Pero una vez esto, a qué viene que el gobierno municipal organice un concurso de ideas a sabiendas que el Concello tiene un estupendo proyecto de Manuel Gallego Jorreto, aunque decida prescindir del parking. Por cierto, qué manía corporativa de encomendarse al Colegio de Arquitectos para la contratación. Es como si para contratar el seguro médico designan al Colegio profesional del gremio o para la adjudicación de las Auditorías se encomiendan al Colegio de Economistas. Además, la historia de los concursos de ideas es pareja a otros tantos proyectos no ejecutados.
Con respecto al aparcamiento, reflexionemos sobre la conveniencia de prescindir del mismo al no tener en cuenta a todos los vehículos de una misma vivienda ni a los trabajadores del centro en la regulación del estacionamiento de residentes. Y si los estacionamientos disuasorios propuestos son como el barrizal del Sánchez Aguilera y el transporte circular del centro se resuelve con la broma de utilizar el tren chuchú, se hace difícil tomar en serio la propuesta municipal.
Ya puestos a opinar, por qué no ordenar primero la peatonalización actual, transformar en definitiva la temporal de varias épocas del año y luego abordar la obra de la plaza. Para ello, la inestabilidad del gobierno requiere que use sus posibilidades. En primer lugar, para financiar la reforma necesita la aprobación de unos presupuestos, probablemente ligada a una cuestión de confianza.
Seguidamente, ejecutar en una anualidad la obra de consolidación y mejora del actual aparcamiento ampliándolo al espacio ganado a los locales vacíos. En el año siguiente, reformar la plaza siguiendo el proyecto de Gallego Jorreto. Finalmente, adjudicar a residentes y trabajadores del centro las necesarias plazas del parking de Armas.
Es una de las pocas opciones reales, que requiere de la sensatez política de gobierno y oposición.