A Luca Chao, parlamentaria de En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, le dio en su momento por jugar Masterchef entre Octanos. Pidió la reducción de jornada en O Hórreo y se dedicó a la hostelería trashumante con su marido. Comprtían una foodtruck –una gastrofurgona– y vendían bocatas y perritos polas feiras. Cuando se cansó de llegar a los plenos cheirando a fritanga volvió a emplearse full time en la Cámara gallega. O sea, que sabe bien cómo se tramita eso del pluriempleo y el despluriempleo. Pauliña “Carglass” Quinteiro, mareante como ella y rupturista vocacional, que lo mismo se suelta en una sesión plenaria que en la calle durante una noite de festa y se encara con unos policías, se conforma por ahora con lo que cobra por sentarse en su escaño, pero veremos si en unos días no le pide consejo. Todo dependerá de que Tone Gómez-Reino, el pijo coruñés que para ocultar su pasado firmó a favor de la libertad del sanguinario De Juana Chaos, quiera disfrutar de guardaespaldas para seguir ejercitándose como follonero. Porque una cosa es apoyar las justas reivindicaciones de los trabajadores de Alcoa y otra montar bronka. Hasta él debería ser capaz de entenderlo. FOTO: tone, un poco excitado, pero en el congreso | aec