Cuando estamos parados en la autopista por un accidente, todos aceptamos con resignación el contratiempo porque suponemos que alguien está solucionando el problema y no tiene sentido hacer sonar el claxon. 
Cuando vemos que los coches del carril que está a nuestro lado empiezan a moverse, tampoco protestamos, porque entendemos que en un plazo razonable también nuestro carril se moverá. 
Pero si vemos que pasan los minutos y sólo el carril vecino se mueve, nos indignamos con razón. Es lo que se conoce como el síndrome de la autopista.
El PP afirma que la crisis está superada pero la realidad es que mucha gente piensa  que se ha superado con independencia de lo que haya hecho o dejado de hacer el Gobierno, o que la crisis sólo se ha superado para una parte, mientras que ellos sólo encuentran trabajo con sueldos de miseria..., o ambas cosas a la vez, es decir, el síndrome de la autopista.