Desnortados unos y otros

Hay días en que cuesta escribir y hoy es uno de ellos; hoy tengo uno de esos momentos “pluff” y me parece que el motivo causante de tal inconveniente, no es solo uno. Más bien creo que es un cúmulo de circunstancias de general entorno “dirigente-político” que me genera hastío moral. ¿Qué pensar de unos políticos que anteponen su ideología al bien común o, en el caso de la Iglesia jerárquica, pastores que se acomodan y solo quieren ser políticamente correctos? Supongo que a Vds. les habrá pasado más de una vez algo parecido a lo mío de hoy,  cuando están en su actividad laboral o son simples observadores-sufridores de lo cotidiano. Me justifico a mi mismo sí será el caso que después de más de 15 años escribiendo en este rincón sobre, la mayoría de las ocasiones, los dirigentes de la Iglesia, a quienes considero cada vez menos capaces de cumplir su misión evangelizadora y todo va a peor. Quizás me empiece a asaltar la idea de que estén en un punto sin retorno. Es posible que en tal desazón haya sido decisivo lo poco afortunados que han estado en la salida de la brutal reclusión que nos sometió el COVID-19. La verdad es que parezco iluso, esperando encontrar más, donde nada hay. Aún así, no dejo de preguntarme si seré yo el equivocado (así lo pensarán ellos) pero me siento (no soy el único), sin líderes con credibilidad y, lo peor, con pocas posibilidades de que sea de otra manera.

Quizás el origen sea la falta de liderazgo del jefe, del Papa que con todo mi respeto y solo a modo de lenguaje coloquial y en el más amplio sentido peyorativo,  es que es bipolar; por tanto que podemos esperar de aquellos a que ha elegido. Es normal que los más jóvenes no encuentren los liderazgos necesarios. Pero bueno, ahí siguen, aquí seguimos y seguiremos.

También es posible que en mi estado de ánimo influya lo  visto en los homenajes a las víctimas del Covid-19. Por un lado una ceremonia religiosa sin más, y por otro una civil que, sin entrar en grandes juicios, la hora en que se celebró lo dice todo. Ceremonias frías las dos. Tan frías como una simple estadística; unos buscando lo políticamente correcto y los otros, escondidos en “la madrugada”. 

Cierto que hay que separar lo religioso de lo demás. Lo que no sé es si ha de ser de la manera que se han hecho. En ambos casos tuve la sensación de que eran ceremonias poco sentidas y para la galería aunque no tanto para quienes nuestro estado del bienestar con 22 ministerios, no ha sido capaz de responder. Ni unos ni otros. Una pena.

Desnortados unos y otros

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