De calles, estatuas y monumentos

los vaivenes de la Historia, el desconocimiento de la misma, la falta de memoria y otros desgraciados “lapsus”, suelen producir las situaciones a las que a continuación nos referiremos. También hay que señalar que, aunque lo neguemos, todo españolito lleva un iconoclasta dentro. Viene esto a cuento en relación con la reciente “metedura de pata” de la alcaldesa de Barcelona, capital a la que mejor no llamamos “Ciudad Condal”, ¡no vaya a ser!, cuando se refirió, tildando de “facha”, al almirante Cervera (Topete). No confundir con sus homónimos, el almirante Cervera (Valderrama) o el general jurídico Cervera (Pery), que tampoco vaya a ser.
Ada Colau, en verdad, “metió la gamba” hasta el corvejón. El almirante, cuyo nombre se retiró de la calle que tenía en el puerto de Barcelona, era Pascual Cervera Topete, que mandaba la flota española en Cuba, durante el “desastre del 98”, y que falleció en Cádiz  nada menos que en 1909. Difícilmente pudo haber sido un “facha”, si lo quiso vincular con otra situación histórica. Posiblemente el error de Colau radicó en haberlo confundido con su sobrino, el almirante Juan Cervera Valderrama, que, durante la Guerra Civil de 1936-39, fue el jefe de la Armada de los sublevados y vencedores de la misma Pero esa es otra historia.
En Ferrol, a propósito de nombres de calles, monumentos o estatuas ecuestres, tuvimos bastantes problemas y división de opiniones en cuanto a su retirada o cambios de ubicación. Me centraré, a este respecto, en los miembros de una conocidísima familia ferrolana, de gran renombre y de variada trayectoria, que prácticamente habréis adivinado: Me refiero a los Franco Bahamonde. Francisco Franco y su hermano Ramón tuvieron su primera placa en 1927, colocada en su casa natal de la calle María, y otra se colocó en 1987, ya en época democrática, en la que se calificaba al primero de ellos como “Caudillo y Generalísimo”. Ambas se retiraron de la fachada, hoy en día en obras.
A Ramón Franco se le erigió, en 1928, un monolito en la Alameda de Suances, que todavía pervive, por su hazaña al cruzar el Atlántico Sur, en vuelo, con su hidroavión Dornier “Wal” bautizado “Plus Ultra”, en febrero de 1926. La estatua ecuestre de Francisco Franco, realizada por Francisco Viladomat en 1963, fue colocada en la fuente de la Plaza de España y allí permaneció hasta el 4 de julio de 2002, en que, con nocturnidad, fue retirada y llevada al Arsenal Militar. Durante la operación, como en los festejos taurinos, hubo división de opiniones. Por un lado, bombas de palenque, música de gaita y brindis con champán, y por el otro, el de los nostálgicos, algunas lágrimas y lamentos.
Otras estatuas, como la de Camilo Alonso Vega, ferrolano y general de Franco durante la Guerra Civil, más conocida, con nuestro humor “ferroleiro”, como “el Cabezón”, también fueron retiradas de su emplazamiento original. Como reflexión final, pregunto: ¿Cómo habremos de calificar al aviador Ramón Franco, el “hermano maldito”…”rojo” o “facha”…? Fue anarquista, militó en la extrema izquierda y, al final, murió combatiendo en el bando de su hermano en 1938. Ahí lo dejo, estimados lectores.
 

De calles, estatuas y monumentos

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