dicen las malas lenguas que Pedro Sánchez se planteó formar un Gobierno lleno de estrellas, de manera que nadie pudiera ponerle ni un tachón a sus ministros. La verdad es que metió un poco la pata con el nombramiento de Máxim Huerta, pero una vez eliminado el elemento distorsionador de la foto de Moncloa, la realidad es que los integrantes del Ejecutivo han recibido más halagos que reproches, incluso desde espectros políticos muy distantes del socialismo. Y dicen también esas lenguas que no le resultó fácil y que, incluso, fueron muchos los que declinaron amablemente la pesada carga de entrar en el Gobierno. Si es cierto lo que cuentan los mentideros, una de esas personas que decidió apartar de si ese cáliz fue Vicente del Bosque. Cuentan que Sánchez le ofreció convertirse en Secretario de Estado para el Deporte, pero que don Vicente no está ya para esos trotes, asi que, discretamente, declinó.