El pasado 8 marzo las mujeres del mundo celebraron su alianza para la defensa de sus derechos y alzaron la voz contra las desigualdades y abusos persistentes en la mitad de la población. Luchan por una igualdad salarial con el sexo opuesto y que hoy día les lleva a percibir anualmente unos seis mil euros menos, ante la inopia permitida de quienes dicen gobernar este país.
Quien salta en cólera es la coruñesa Silvia Santiso, emigrante en tierras  escocesas de Edimburgo. No duda en pronunciarse sobre este tema. Según Silvia, desgraciadamente, la brecha salarial sigue siendo, una realidad. Ya no solo por el hecho de que los hombres cobren más por hacer el mismo trabajo que las mujeres, sino que las mujeres se ven sometidas y estereotipadas en ciertos roles de los que no pueden salir. Según denuncia la coruñesa, existe un concepto que se llama “techo de cristal” en el que ellas creen que pueden alcanzar puestos de responsabilidad o dirección cuando la realidad es que las posibilidades de conseguirlos frente a un hombre se quedan mermadas a un porcentaje bajísimo. Por no hablar del esfuerzo extra, insiste, que tienen que hacer para que las tomen en serio, para que las vean como líderes o ya tan solo como iguales y respeten su trabajo, ideas y opiniones.
Recuerda con rabia que a veces dependiendo de su edad ni siquiera las contratan, porque están en edad de tener hijos, y en algún momento cogerán la baja por maternidad, o una reducción de jornada, o no van a estar “tan centradas”. Solo quieren que se reconozca su trabajo y dedicación en igual medida, y que todos esos “trabajos no remunerados” que normalmente se le asignan a la mujer tengan su reconocimiento y recompensa. Es tajante al afirmar que no nacen para dedicar sus vidas a otros por el hecho de ser mujeres. No nacieron con la misión de limpiar y criar, sino que es una decisión que pueden tomar o no. Han aprendido a sobrevivir, pero aún tienen mucho que mejorar para romper ese “camino de cristal” que les han marcado desde hace siglos y aún hoy subsiste.