Dada las escasas simpatías que parecen despertar entre sí los principales líderes políticos, puede ser peligroso que sigan las conversaciones, porque es probable que cada vez sean más agrias y las posturas se encastillen, como sucedió no hace mucho. Con motivo de aportar alguna idea para desbloquear esta situación, que puede llevar al pueblo a la conclusión de que los gobernantes son innecesarios, podría estudiarse la posibilidad de elegir presidente de gobierno mediante sorteo.
Naturalmente, un sorteo contrastado y de prestigio, porque ya no nos fiamos de nadie, y la tentación del pucherazo podría tener consecuencias imprevisibles. Propongo que el sorteo se celebrara en combinación con la Lotería Nacional, que es respetada en todo el territorio, e incluso los separatistas con lo primero que ensayan es con una lotería autonómica. En la dictadura, por ejemplo, la Lotería Nacional logró estar ajena a las influencias. Quiero decir, que el Gordo no le tocaba a quien decía el general Franco, sino que se atenían a lo que salía de los bombos. Un catedrático, de cuyo nombre hago la caridad de no acordarme, decía que una de las pruebas de que la dictadura no era tan totalitaria como se decía era que el primer premio de la lotería jamás le había caído al marqués de Villaverde, a pesar de ser yerno de Franco.
Admitido el sorteo en combinación con la Lotería, deberíamos conservar el espíritu democrático, de tal manera que el PP jugara 137 números y cada partido tantos números como diputados. Así al azar le añadiríamos un toque de posibilidades para el premiado, acorde a la voluntad del el pueblo más o menos soberano.