El camarada general, el exjemad Julio Rodríguez, apodado “Julio el rojo” en los cuartos de banderas desde que decidió vestir el uniforme morado, es un hombre formado en virtudes castrenses como la reciedumbre, que aprendió mientras cursaba la carrera de Ciencias Bélicas. Por eso el bizarro ourensano aguanta sin inmutarse los ataques de risa que desencadena cuando afirma cosas como: “Las bombas de izquierdas son de auxilio, no para causar daño”. Pues ya puede aplicarse el cuento, porque la abuela Carmena –que no es precisamente de derechas– ha empezado a bombadearlo con fuego amigo y más que ayudarlo está destrozándolo. Ya ha advertido a Podemos de que en su lista solo irá en un puesto bien retrasado. ¿Dónde están los casos azules?