Unidos, perdemos

Pablo Iglesias fue el gran derrotado el 26J. No tanto por el número de escaños conseguidos por la coalición Unidos Podemos (71) como en orden al ambicioso sueño de adelantar al PSOE haciéndose con el liderazgo de la izquierda. El exceso de soberbia le condujo a dejarse llevar por los pronóstivos de las encuestas desarrollando un discurso triunfalista que en los mítines le hacía coquetear como si estuviera acariciando las llaves de La Moncloa. La “hybris”, que diría un clásico. El sueño de “sorpasso” al PSOE condujo a Iglesias a rechazar el acuerdo de gobierno que hace seis meses le ofrecía un Sánchez que venía de pactar con Rivera un programa de hasta doscientas medidas regeneracionistas. Era un programa concreto que podría haber conseguido revertir algunas de las leyes desarrolladas durante la legislatura gobernada por el PP. Iglesias lo rechazó aduciendo la presencia de Ciudadanos, pero la razón para no sumarse era otra. Se había tragado las encuestas y el exceso narcisista de confianza en su liderazgo le tornó ciego.
Al faltar al respeto a algunas de sus figuras históricas (caso de González) movilizó a los simpatizantes socialistas con el resultado que conocemos. Había hecho algo parecido con IU para después aliarse con ellos aprovechándose de la ingenuidad de Garzón y de las deudas que arrastraba la coalición desde los tiempos de Anguita, gurú, por cierto de Iglesias. A los comunistas “pata negra” , no les hizo ninguna gracia el acuerdo con Podemos. Ven en Iglesias a un demagogo, un político populista capaz de pasar en horas veinticuatro del comunismo a la socialdemocracia. No les gustaba y no le han votado. Es probable que tampoco hayan entendido cómo un dirigente que hasta hace dos días se reclamaba leninista haya podido hacer suyo el discurso separatista de la burguesía catalana más reaccionaria. Era Lenin quien dejó dicho que el nacionalismo es un ofuscamiento pequeño burgués. Podemos que se reclama muy de izquierdas solo ha ganado en Cataluña y el País Vasco. No en Andalucía, Extremadura, Canarias o el extrarradio de Madrid, regiones y zonas castigadas por el paro y la exclusión. Pablo Iglesias que de manera tan personalista ha conducido a los suyos debería hacer autocrítica y muy en serio. La cara de Errejón, la noche del domingo, lo estaba pidiendo a gritos.

Unidos, perdemos

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