Premios a los no participantes
y castigo ejemplar a los que trabajaron
(Fases finales de un proyecto)
Aunque se puede datar desde fechas anteriores, la Semana Santa ferrolana está documentada desde mediados del siglo XVIII con las procesiones del Santo Entierro, la Oración del Huerto y el Ecce Homo, destacando la Ceremonia del Descendimiento, celebrada el Viernes Santo en la Praza Vella.
Con la solera suministrada por una población formada por gentes de aluvión, las procesiones ferrolanas fueron modulando y adaptando sus antiguas formas y tradiciones con los influjos devocionales y culturales recibidos de otros lugares, tanto de Castilla como del Sur y Levante.
Todo ello trajo como resultado en Ferrol una Semana Santa sobria y disciplinada, pero también suntuaria y de notable imaginería, con más de veinte desfiles procesionales que llevan a la calle a casi cuatro mil penitentes, con una creciente participación de la mujer y con un excesivo protagonismo de las bandas de música. Desde mi particular punto de vista, sin negar los valores culturales y de religiosidad popular que encierra esta celebración, le sobra cierta propensión a la marcialidad y al espectáculo turístico y le falta un plus de recogimiento devoto.
Entre los muchos aspectos positivos de estos últimos años, atribuibles a la labor de la Coordinadora de Cofradías como responsable funcional de la Semana Santa ferrolana, debe resaltarse el reconocimiento logrado de Interés Internacional, la consecución de una nueva sede para la Coordinadora, el buen orden y la difícil coordinación de las diferentes cofradías y la presencia en Ferrol como pregoneros de la Semana Santa de reconocidos personajes como el arzobispo Carlos Amigo, los periodistas Bieito Rubido y Paloma Gómez Borrero o el ex-embajador Francisco Vázquez.
Aunque para algunos se ha podido incurrir en cierto personalismo en la gestión de la Coordinadora, posiblemente necesario para poner orden donde no parecía haberlo, de este trabajo bien hecho tendrían mucho que aprender los incapaces que llevan casi los mismos años gestionando la consecución para Ferrol del galardón que muchos conocen ya como Patrimonio de la Eternidad.
No se pueden obviar algunos aspectos negativos de la organización como es la poca consideración tenida hacia la procesión del Cristo de los Navegantes, de gran raigambre en el mundo marítimo y auténtica referencia del barrio de Ferrol Vello, que al contrario del número turístico de los caballitos de EquiOcio no fue incluida en el último ejemplar del Procesionario editado por el Ayuntamiento.
Otras sombras de la Semana Santa son los añadidos domingueros de alguna procesión sin arraigo en la ciudad, la carencia de estética en la uniformidad y el repertorio poco adecuado de alguna banda musical o la desaparición de las anteriores revistas de estudios, alguna de ellas convertida en procesionario de lujo y escaparate de ecos de sociedad de los prebostes, acólitos y exégetas de las cofradías.
Como observador externo en Ferrol de las actividades culturales me cumple afirmar que la seria y continuada labor de dieciséis años de María del Carmen (Meca) Arcos como Coordinadora de Cofradías, no ha tenido el justo y debido reconocimiento, tanto por parte del Ayuntamiento y del Obispado como de las asociaciones y entidades ferrolanas, todo ello aderezado por lo que ha sido una despedida poco generosa de los prebostes de las cofradías integrantes de la Coordinadora.
Mientras se ignora el buen trabajo de María del Carmen Arcos, el Ayuntamiento de Ferrol premia a los Periodistas Intrépidos y a una Escuela de Marmitones; las fuerzas muertas de la ciudad y la prensa ferrolana colman de honras a ilustres desconocidos que nunca visitaron esta urbe; y, para colmo, una prestigiosa entidad cultural y artística ferrolana tiene la ocurrencia de distinguir como socio de honor a un escritor exiliado de Ferrol, auténtico representante de la contracultura.
jjburgoa@hotmail.com