Libertad de expresión o libertad de que te menten a la madre

LAS sentencias judiciales son como las flores, las hay de todos los colores. Y lo peor es que hay que aguantarse con ellas por mucho que uno sea alérgico al polen. Aún así, causa cierta perplejidad que una magistrada considere que forma parte del derecho a la libertad de expresión que alguien llame “mala zorra”, “menuda furcia” o “hija de puta” a otra persona. Por mucho que la diana de semejantes lindezas ocupe un cargo público, en ningún lugar aparece especificado que en el sueldo le vaya incluido el sufrimiento de tener que soportar y tragar con semejantes improperios. Es de suponer que la misma perplejidad que manifestó Carmela Silva, objetivo de las frases antes citadas, la sientan todos y cada uno de los españoles que siguen creyendo que vivimos en un estado de derecho.

Libertad de expresión o libertad de que te menten a la madre

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