Bula para plagiar

Un año después la tesis de Sánchez sigue siendo tan negra, tan trufada de plagios y tan “cumlaudeada” por un tribunal “amigo” como entonces. El presidente no ha dado una mínima explicación y tampoco ha puesto una sola de las querellas con las que amenazó. Pero ha logrado imponer el silencio, el blanqueo y el borrón. Sorprende, o si se piensa un poco no tanto, porque ellos en eso de los títulos mejor callar, el silencio de la oposición. Y ya no es siquiera motivo de escándalo ni de reproche siquiera el que la mayoría de los medios de comunicación masivos y, en buena parte, okupados o sumisos, hayan hecho chitón.

Que ha sido también su proceder con el plagio, porque lo es y flagrante también (si uno copia literalmente lo escrito y publicado por otro y ni entrecomilla ni cita al autor ¿me pueden decir eso qué es?) del presidente del Senado, el señor Cruz. Lo defienden diciendo que ha escrito muchos libros y que es persona muy seria y reconocida en tal menester ¿Y qué? De lo que se trata es de este manual en concreto. ¿Ha plagiado o no?

Pues sí, como Sánchez, con su tesis de corta pega, un cacho de allí y otro de allá, retales facilitados por su gran “ayudador” el entonces ministro Sebastián, discursos, informes, papeles del ministerio y todo lo mismo, haciendo parecer que era cosecha propia y hasta un “negro” de su equipo para que se lo fuera aderezando y dando forma al pastiche y con el que firmó la tesis como libro, al 50%, lo que viene a reconocer, en el colmo de la desfachatez que da la sensación de impunidad, en enjuague doctoral. Rematado con un tribunal de amigos y hasta de co-firmantes de artículos incluidos sin que apareciera su nombre, claro está, que le otorgó la mayor calificación, ¡faltaría más!

De eso alardeaba el exministro, de su ayuda al entonces nada relevante diputado, a quien se lo quería escuchar y el asunto hasta fue recogido en un libro por un periodista de cabecera de la izquierda. En fin, del ministro Sebastián, que atribuyó el domingo al PSOE la autoría de los dos campeonatos mundiales de baloncesto y el de fútbol, es lo menos que se puede esperar.

De los medios de comunicación de su hemeroteca, su memoria, su misión y su responsabilidad ante la sociedad sí pareciera que pudiera esperarse un algo más. Pero España es diferente en esto. Aquí rige un diferente código. Aquí depende de las siglas bajo las que se enmarca al autor, el mismo pecado tiene penas de infierno a perpetuidad o de pasada por el limbo y absolución cum laude. Vamos que ya puestos podían haber puesto también la tesis, como gran aportación a la ciencia y la literatura universal, al igual que han hecho con su libro, el de Irene Lozano, el del colchón, colocado por obra y gracia del nepotismo y el baboseo al caudillo, entre las veinte obras que Renfe ofrece a sus clientes. Una más de Sánchez, el presidente con bula e impunidad. Y no solo para plagiar. Que esa, además, es extensiva a todo el PSOE y visto lo visto con el caso de Cruz, viene incluida con el carnet.

Bula para plagiar

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