e aquellos siglos a los años actuales, con diversos matices, la situación pervive. Ahora mismo son más los jóvenes veinteañeros que incluyen la prostitución en sus noches de juerga. Son chicos que van solos. En palabras de la Policía “Para ellos es un servicio más en su plan de fiesta. A veces hablamos con algunos de estos chicos y nos dicen: pero si le doy 50 pavos. Ya me gustaría a mí ganarlos en un día”. Cada vez lo vemos más”. “Para ellos es un servicio más en su plan de fiesta. Forma parte de su plan de ocio y se está convirtiendo en lo más normal del mundo”.
Y este es el contexto: la conciencia de culpa por haber realizado algo bochornoso, que se debe ocultar, es lo que ha determinado que esta mujer no pudiera soportar las miradas, las risas, el escarnio y quizá los insultos de hombres y mujeres, que incapaces de asumir que por error o con conciencia, alguien ha difundido un video de contenido muy privado, no pudo ser soportado. La conciencia insoportable de sentirse puta. Mucho camino por recorrer.