¡EHE, TORO!

Sobre los festejos populares taurinos hay muchos a favor y muchos en contra. Lo mismo que con las corridas de toros, con toreros profesionales y, tal vez, con el encierro de San Fermín. Pero ésta es otra historia. 
En este verano, hasta el día de hoy, han muerto diez personas en festivales taurinos populares, corneados a punta de astas de toros. No seré yo quien diga que sarna con gusto no pica. La muerte de quien sea, sobre todo extemporánea, me resulta inasumible. 
Una cosa es una muerte heroica, y otra una inútil, con cornadas recibidas gratis arriesgando el tipo en un festejo para pasárselo bien. Eso para mí no está al margen del maltrato a los animales, incluyendo en este grupo a los humanos, maltratados por otros humanos. No es necesario poner ejemplos. Recuerdo unas sabias palabras del exministro de Educación, Wertín, que dijo: “Yo me crezco con el castigo, como los toros”. ¡Lástima de banderillas! 
 

¡EHE, TORO!

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