La sociedad moderna habrá triunfado y se consolidará la nueva era cuando las informaciones relativas a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora dejen de referirse a las desigualdades que existen en la práctica totalidad de los sectores profesionales y se dediquen a ensalzar las cualidades que tienen en sus diferentes quehaceres. Creo que las diferencias en las condiciones de trabajo y en los salarios se deben a una cultura humana que todavía no ha sido capaz de avanzar hacia la igualdad plena. En este camino, aunque ha habido avances, queda mucho por andar. La mayoría de ustedes, entre los que me incluyo, por supuesto, tienen actitudes menos machistas que sus padres. Insisto ahora en el matiz, menos machista, porque desgraciadamente lo seguimos siendo en cuestiones que tenemos que corregir y, sobre todo, inculcar a nuestros hijos. No voy a erigirme ahora como el adalid de la igualdad entre hombres y mujeres, pero sí en la defensa a ultranza del respeto.