La clave principal de la publicidad es crear una necesidad de consumir el producto que se ofrece, en este caso mi EP “La canción del bolsillo roto”. Esa necesidad es clave, si miráis a vuestro alrededor ahora mismo seguramente os encontraréis con objetos que jamás habéis utilizado... Productos comprados en teletiendas, productos de modas efímeras que previamente os han metido por los ojos las cadenas mediáticas y sus grandes oradores.
En cuanto a la música, echad un ojo a vuestra discoteca, a lo largo de los años posiblemente los que seguís a los mismos grupos o solistas que idolatráis, acudís a las citas discográficas que anuncian sus éxitos a todas horas en sus medios. Pero si fríamente estudiáis los últimos cedés que habéis adquirido o simplemente las listas de éxitos de estos últimos años comprobaréis que no habéis evolucionado. Habéis caído en la trampa. Habéis comprado el cedé cuando fue novedad, luego habéis comprado el cedé de otro artista versionando alguna de las canciones de vuestro artista del cual ya habíais adquirido su trabajo. No acaba aquí la cosa, a los tres o cuatro años acudiréis a la llamada de las grandes multinacionales a las que se les ocurrió la brillante idea de hacer un grandes éxitos de ese artista o la grabación de un falso directo, y vosotros os gastaréis 15 o 20 euros porque sentís la necesidad de tener eses grandes éxitos  o ese directo compuesto por temas que posiblemente ya tengáis en todos los cedés que fielmente habéis ido comprando a lo largo de este tiempo.
Luego están los otros... Los que utilizan los “realities”, unos “realities” en los que deberían  premiar la composición o la creatividad pero que esconden una clara promoción de los artistas que hacen de jurado, que no tardarán en sacar sus discos apoyados por la gran plataforma que supone el papel que interpretan en este tipo de programas, bajo un guión dirigido a crear una imagen humana cargada de una falsa espontaneidad que claramente ayudará a la hora de vender sus productos.
Esto que os escribo no se me acaba de ocurrir ahora... Está basado en muchas experiencias, en muchas reuniones, en muchas conversaciones telefónicas y en muchas hostias recibidas cuando pretendes encontrar un apoyo que crees necesario para subsistir en este mar de tiburones.
Duele ver cómo compañeros se plantean tirar la toalla, pensamiento que invade también tu mente un día sí y un día no. Compañeros con un talento desarrollado a causa de la teoría de la evolución, creando a cada momento para que su luz no se apague, inventando todo tipo de sanas estrategias que permitan llegar sus trabajos a cuanta más gente mejor para no desaparecer. Mientras otros en sus sillones se rascan la barriga esperando el reparto anual de los derechos de autor generado con sus canciones sonando en cada momento a consecuencia de todo este tipo de artimañas.
Por eso amigos, necesitáis tener mi “Bolsillo roto” al igual que necesitáis tener el de muchos compañeros como yo. Porque serán ediciones limitadas, auténticas, sin maldades ni ánimo de lucro, simplemente por la satisfacción de sentir que lo que sale de dentro de nosotros ha llegado a alguien que lo ha valorado. Porque posiblemente esas canciones mueran en vuestros corazones, no en ningún plató de televisión a mano de jóvenes que pretenden impresionar a productos colocados a dedo que simplemente interpretan un papel y que les da igual el futuro y los sentimientos de la persona a la que están “juzgando”.
Necesitáis tener mi “Bolsillo roto” porque inconscientemente vosotros también habéis creado en mí una necesidad, la necesidad de sentirse escuchado sin ningún tipo de apoyo de multinacionales ni representantes corruptos. Por eso yo también os necesito y hago lo imposible para que vosotros me necesitéis a mí también.
Gracias y perdón si mi crítica ha molestado a alguien.