¿Truco o trato?

n “Pesadilla antes de Navidad” nada más comenzar la película, como en toda infantil que se precie, arrancaban con una canción en la que decían: “¡Esto es halloween, esto es halloween, esto es halloween, halloween, halloween, halloween!” Lo cual era bien definitorio, a la par que innecesario, porque la única pesadilla que hay antes de Navidad, es halloween. Después de Navidad sería la cuesta de enero. 
Pero antes, halloween. Aunque es bastante irónico que no se les tache de pesadilla al resto de películas de la factoría Disney en las que nos proponen a una chiquita indefensa a la que le caen encima los mil males y en medio de todo ese jardín necesita que venga un señor, espada en mano, a salvarla. Menos mal que Bella, al menos, nos dio a los millenials un mensaje bien bueno, del palo: “yo me dedico a leer y a mis cosas y al chulo este del pueblo que es más simple que el mecanismo de un mechero, que le zurzan”. Menos es nada señores. 
Pero me estoy yendo por las ramas, porque yo venía a contarles que a falta todavía de una semana y pico para halloween, ya estamos otra vez con la fiebre del escaparatismo. 
Voy por la calle y en cada local hay calabazas, telas de araña, fantasmas... un susto todo. Bueno no, pero da igual. El caso es que yo paso bastante de celebrar esto, pero me dejo arrastrar porque disfrazarme me encanta y no pierdo yo ni la más mínima ocasión. Ya hemos hablado de esta tarita mía en otras ocasiones. Pero este año me ha salido el tiro por la culata, porque me toca trabajar el festivo de Todos Los Santos, así que ni ir con mi amiga Maria de las gemelitas de “El resplandor”, ni fiesta, ni cubatas, ni nada... a camita a descansar que al día siguiente hay que madrugar. Vaya por Dios. 
La verdad es que abrazar esta costumbre en España no es más que un ejemplo de globalización (en su peor sentido) y una estrategia de marketing e inyección económica para Yankilandia. Una nube de humo de la guerra económica. Pero me estoy poniendo muy intensita, así que... ¿Truco o trato?