La pensión de los abuelos da de comer a hijos y nietos

Es una situación insostenible. Los últimos datos señalan que siete de cada diez jubilados  costean  a cuenta de su pensión a un importante número de miembros de su familia, fundamentalmente hijos que han tenido que volver  a la vivienda paterna, con más de cuarenta años y un par de niños de media. La  pensión, pese a lo que digan los políticos, se ha convertido en el salvavidas de numerosas familias con escasos ingresos a consecuencia de la devastadora sangría del paro.
Una gran mayoría de estos jubilados no han podido cumplir sus expectativas y sueños  previstos para cuando dejasen su empleo y así  disfrutar de los últimos años  de vida.Tienen sobre sus espaldas, quebradas en muchos casos por el trabajo y los años, la responsabilidad de dar de comer  a niños menores y  familiares que  han dejado de recibir  prestaciones en esta larga carrera  contra el paro que viven  cerca de cinco millones de españoles.
Los jubilados gallegos, que no son de los que disfrutan de las pensiones más elevadas, se encuentran a la cabeza—representan el  80 por ciento--,  del resto de las autonomías en cuanto a tener que ayudar a su siguiente generación producto de la sangre. No hace muchos días oí una conversación entre dos  mujeres, que sobrepasaban los setenta años, hablando de los viajes para la tercera edad del Inserso. Lo que decían, más o menos fue esto: “Ahora no podemos ir. Ya sé que cuestan poco dinero pero todo nos hace  falta para seguir  dando de comer a nuestros nietos e hijos”… ¡Terrorífico!
La crisis ha agudizado estas diferencias. En un mercado laboral cada vez más precario las personas mayores se han convertido en el pilar económico más sólido de las familias. Muchos niños y padres tienen algo que llevarse a la boca gracias a la paga de los abuelos. Pensión  que  no hace mucho tiempo servía para avalar la compra del coche del nieto. Ahora es para comprar pan y productos de primera necesidad.
Los políticos, que siguen mirando para otro lado, no quieren ser  conscientes del elevado número de personas  que en Galicia no reciben  ni un euro por haber agotado todas las prestaciones vigentes. Son 30.000 los hogares gallegos en los que no hay ningún tipo de ingreso. Y, lo más  dramático, la pobreza infantil aumentó seis puntos en Galicia desde el  inicio de la crisis económica, hace ahora siete años, y supera ya el 22%.
Yo recomendaría a sus Señorías, a los miembros del Gobierno, en particular, y en general a cualquier político, que de vez en cuando se dieran una vuelta por los comedores sociales. Si tienen estómago ese día no podrían comer.

La pensión de los abuelos da de comer a hijos y nietos

Te puede interesar