Hay que echarle huevos al asunto para decir en el Parlamento español que el estado de la nación va cojonudamente, cuando el diagnóstico real del estado de los ciudadanos es comatoso, y el pronóstico, con el tratamiento que nos aplicó el gobierno de Rajoy, es mucho más que jodido. Jodidísimo, diría yo.
Pero no es que lo diga yo, sino que lo dicen varios millones de ciudadanos, que están en el filo de la pobreza extrema, incluso trabajando, e instituciones nacionales e internacionales nada sospechosas de ser de derechas. Ya puede prometer Rajoy lo que le salga del puro –lo fume o no lo fume– que solo un imbécil se lo creerá. Ya dijo en las elecciones últimas lo que le salió de su programa electoral, y luego se lo pasó por los cojones. Habrá quienes traguen dos veces la misma mierda; pero quienes se la comieron ya una vez, a esos no se la va a hacer tragar dos. Sería algo anormal, y propio de tontainas.