Los ingleses, que son muy suyos, están investigando a un pequeño club de fútbol, el Accrington Stanley, que es el líder de la League Two (algo así como la regional preferente por esta tierra). El motivo de las pesquisas es que creen que su presidente y propietario, Angy Holt, premia a sus jugadores con hamburguesas de una cadena de comida rápida tras vencer en los partidos. La investigación no se centra por el aumento de colesterol de los futbolistas, ni tan siquiera por el dudoso gusto de Holt a la hora de elegir un modo de compensar el esfuerzo de sus hombres. El problema es que en el Reino Unido se establece que todos los pagos que reciben los deportistas tienen que estar recogidos en sus contratos y por muy fino que hilen los letrados del Accrington Stanley, no se preocuparon de incluir como pago la hamburguesa que reciben como prima cada vez que consiguen un triunfo. Y eso, parece muy grave. Al menos allí.