SI al arzobispo de Santiago, Julián Barrio, le diese por separarse de Roma y fundar la Iglesia Reformada de Galicia, además de sustituir al apóstol por Prisciliano, debería erigir como profeta mayor a Miguel Zahera. El histórico Petróleo de Portozás –pronúnciese Portosás si se utiliza la fala de la zona– sentenció recientemente: “Preocúpame moito o problema da censura, hai que rirse de todo”. Tan solo unos días después y en el espacio de muy pocas horas se secuestró un libro, se condeno a la cárcel a un rapero y se retiraron unas fotografías expuestas en ARCO. El actor merece subir a los altares. FOTO: julián barrio, durante una celebración litúrgica | aec