uando en 2006 se profanó por el Congreso español la redacción del Estatut de Catalunya, aprobado por el Congreso de aquella comunidad, se pusieron las bases para que el pueblo catalán caminara por una senda de desafección que llega a nuestros días. En aquella ocasión, las campañas del PP fueron el mejor caldo de cultivo para llegar a la situación actual. Llegaron a promover un boicot a los productos de aquella comunidad, y, recuerdo que, en aquellas navidades, la venta de Cava al resto de España, se redujo en un porcentaje alarmante, hasta el punto de que un responsable de una conocida marca, llegó a decir que gracias a la exportación habían sacado la producción.Y de aquellos polvos, éstos lodos.
Pero, reconocido esto, no me duelen prendas para decir que no comparto la idea de un estado catalán. Cuando leíamos el Mundo Obrero, encabezaba su portada con un “Trabajadores del mundo, uníos” y esa frase histórica, me hace recapacitar para comprender que cuando más minúsculo sea un país, menos posibilidades de desarrollo tendrá la clase obrera, aunque sí, la oligarquía.
Y es ahí donde quiero incidir para manifestar que la movida catalana está dirigida desde la oligarquía en la sombra.
Quim Torra es presidente de Cataluña por el partido Junts per Catalunya; antes fue diputado por Unió Democrática de Catalunya, y aboga por la independencia.
Este partido compartió gobierno con Convergencia, el partido que lideró Jordi Pujol y fue copartícipe de los 3%, 5% y hasta el 7% que recibían de las empresas adjudicatarias de la Generalitat; y de donde procede la marea de millones que un día sí y otro también, descubren a esa familia de Molt Honorables, y que fueron los promotores de aquella frase “España nos roba”. Tiene enjundia que, precisamente ellos, acusen de ladrón al estado español.
Supongo que estos personajes estarán deseando que triunfe el independentismo para irse de rositas. Hay un plato catalán que se llama chistorra, y que es un chorizo. Pues también son chorizos los Pujol, encajando perfectamente con el título de este comentario; así que ¡chiiss…Torra!