EL grupo de Beatriz Sestayo ha encontrado en Miguel Tellado un aliado en su demanda contra sus excompañeras de grupo al considerarlas tránsfugas. Es que la composición del ejecutivo local ya es un batiburrillo de siglas y formaciones que sobreviven sin causa aparente para hacerlo, en plan zombi. No es mala la idea del popular de que se encierren todos en una sala hasta que salgan con algo más en común que no sea el nombre del conglomerado del alcalde. El punto crítico parece estar situado en la aprobación de los presupuestos, ya que después de tantas líneas rojas tachadas solo queda un borrón, pero lo difícil va a ser sacar adelante unas cuentas fantasma que ya han sido elaboradas varias veces, según dicen.