No hay mal que por bien no venga. Mira tú por dónde la crisis catalana puso en alerta a muchos de los que hicieron posible que llegáramos a la Transición y que fuera una exitosa historia de convivencia democrática, para percatarse de que la asonada parlamentaria independentista estaba removiendo los cimientos democráticos de este país. Los representa muy bien el antiguo Secretario General del PCE, Paco Frutos, con su discurso en la manifestación de Barcelona.
Abundando más, dónde va aquel Pedro Sánchez que proponía consultar a la militancia socialista todos los temas importantes para fijar la posición política. Afortunadamente, las graves circunstancias políticas obligaron al secretario general a responsabilizarse de la toma urgente de decisiones en defensa de la democracia. Se le agradece, expresamente, su actuación en esos momentos en que el sistema democrático estaba en juego, además de ser más que lógico que la cabeza de una organización política asuma sus obligaciones.
Hacer otra cosa, es abdicar de su deber y cargarlo sobre las espaldas del conjunto de los afiliados, en un partido que tiene más bien poco de asambleario. Por eso, el último Comité Federal respaldó unánimemente las decisiones adoptadas para mantener la soberanía del pueblo español, catalán incluido, evidentemente. Lo importante, ahora, es nuestro país.
También, es encomiable el esfuerzo del PSC para la reconciliación en Cataluña y por la iniciativa para incorporar a políticos del catalanismo integrador en sus listas electorales del 21-D, muy necesarios para el debate político que se avecina.
Además, hasta hace bien poco, los símbolos de nuestro país, la bandera y el himno, no eran reconocidos por muchos como propios a pesar de los esfuerzos del PCE y PSOE, desde la Transición, para aceptarlos como tales y dejamos que se apropiaran de ellos determinados sectores radicales. Es hora ya de reconocerlos como nuestros sacramentos de libertad y democracia.
Ahora, el Partido Socialista está en una situación en la que tiene mucho que decir y está completamente legitimado para el debate de la reforma constitucional en la Comisión para el Estudio del Modelo Autonómico que echa a andar.
Bien es verdad que, por el momento, con ausencia de nacionalistas y Podemos, pero que debe cuajar más tarde en una actualización de la Carta Magna, especialmente, con un nuevo pacto territorial.
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