creo firmemente que el 2016 ha marcado un punto de inflexión y que pasará a la Historia como el inicio de una nueva etapa la cual todavía no tiene nombre. Recordemos un poco los principales cambios que hemos vivido a lo largo de este año que ha terminado.
Ya desde enero, y desgraciadamente desde mucho antes y durante todo el año, se empezaron a suceder atentados terroristas por toda Europa y, con mucho mayor énfasis, en Próximo Oriente, el punto 0 del ISIS. Debido a esto, miles y miles de personas procedentes de estos países tuvieron que salir de sus casas y recorrer cientos de kilómetros para buscar asilo en un continente que, siendo la cuna de la Civilización, cada vez queda más poca de ella.
En junio nos llega de manera inesperada la noticia del triunfo del Brexit, y en Europa somos por primera vez conscientes de que ese sueño y objetivo común europeo puede que haya sido un fantasma con el que hayamos convivido los últimos 30 años.
Seguimos con atentados, muertes, violencia, desesperación, y sí, vuelvo a repetir, sobre todo en países del Próximo Oriente, atentados, más atentados, dolor, sufrimiento.
En agosto parece que el mundo quiere dar una imagen de paz y tranquilidad, y se celebran los XXXI Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. Otra falacia, aun sabiendo todo lo que ocurre, intentamos mostrar durante unas semanas el espíritu de deportividad, compañerismo, y cordialidad entre países.
En octubre triunfa el no en el plebiscito de acuerdo de paz con las FARC en Colombia, resultado decidido paradójicamente por los grupos sociales que no las sufrieron con toda su magnitud.
En noviembre “gana” las elecciones estadounidenses, y dejadme cuestionar el modelo de elección presidencial, el señor Donald Trump, y ahí ya es cuando cunde el pánico. Sí, esos aires de populismo, nacionalismo e ignorancia que comenzaron con el Brexit, ese virus que se expande a pasos agigantados llega a la primera potencia mundial, y todo el mundo teme que eso suponga una extensión a sus aliados, entre ellos los países de la OCDE y la OTAN, de los cuales forma parte España.
En diciembre, gana en Italia el no en un referéndum que muy poca gente conoce su propósito, pero que en realidad se vota para decir sí o no al primer ministro Matteo Renzi, que dimite cuando conoce el resultado.
Teniendo en cuenta que el señor Renzi fue de los políticos italianos más pro-Unión Europea, y que los firmes defensores del no fueron principalmente Forza Italia y el Movimiento 5 Estrellas, partidos euroescépticos y populistas, no es difícil suponer como van a ir encaminadas las próximas elecciones italianas que se celebrarán en 2017.
Si nos centramos en España, las cosas tampoco son muy prometedoras. La mayor parte del año con un gobierno en funciones, incapaz de poner en marcha medidas urgentes que necesitaba el país, y retrasando proyectos imprescindibles como el AVE a Galicia, que aunque ya nadie esperaba que llegase en el 2018, ahora cuestiono que llegue antes del 2020. Con relación a la recuperación económica, efectivamente hemos mejorado y crecido a lo largo de 2016, pero 2017 no se nos presenta muy halagüeño (casi un 1% menos de crecimiento del PIB que el 2016, según las últimas previsiones), y todavía con una sensación en la sociedad española de que no hemos salido del túnel, siendo este desánimo y preocupación partícipe del estancamiento económico que padecemos.
Hasta aquí el panorama es funesto, lo reconozco, pero como defendía Buero Vallejo en La fundación, no podemos pensar que vivimos en un mundo idílico y aunque tropecemos y no nos guste la realidad, nos ha tocado vivir en este momento y tenemos que ser conscientes de ello y luchar para cambiarlo.
Aun así, si nos sirve de consuelo, tenemos que pensar que hay otros países que están peor que nosotros, y por ello os animo a que disfrutéis al máximo este 2017 y que comencemos bien el año, aun sin saber si 2016 quedará como un año deleznable o si esto no es más que el principio de una oleada que seguirá en 2017 con el triunfo de Le Pen en Francia, la caída de Merkel en Alemania, la quiebra de las relaciones internacionales de las últimas décadas y, como no, con más y más atentados y guerras.
Aunque el futuro sea incierto, ¡Feliz 2017 y aprovechad al máximo los 365 días que tenemos por delante!