Al final, Pedro Sánchez lo ha conseguido. El banco azul del Congreso, ese que ocupa la primera fila del hemiciclo y en el que se sientan los ministros, se ha quedado pequeño. Su límite son veinte plazas. El problema no es que no entren más sillones, todo es cuestión de agruparlos un poquito más. La cuestión es que no hay más que 20 tomas para los micros y otros tantos sistemas de votación, por lo que, como les toque juntos a dos ministros que tengan también la condición de diputados, van a tener que votar por fases, si Meritxel Batet, tan permisiva ella para otras cosas, lo autoriza. Vamos, que solo falta que le entre algo de morriña de los tiempos pretéritos y recupere aquello del ministro sin cartera, que no es que no la tuviera, sino que lo suyo era dedicarse a todo y a nada. Aunque, en realidad, después de ver el diseño de los ministerios de los que se encargará Unidas Podemos, la verdad es que parece que ya lo hizo con ellos, aunque, por el momento, ni Iglesias ni sus allegados parecen haberse dado cuenta de ello.