En vísperas del Congreso de Vistalegre Manuel Rivas nos recordaba (El País Semanal) que hablar de Podemos para hablar inevitablemente mal va camino de convertirse en un nuevo género o subgénero del periodismo español…Lo confirmaron, días después, los agrios columnistas de la brigada mediática que expresa los temores y deseos de los llamados poderes fácticos. Algunos, sin pizca de rubor, señalan la dirección que deben seguir los ciudadanos voto en mano…
Y esto, el “más madera”, obliga a una sencilla pregunta: ¿Es necesario Podemos? ¿Hace falta un partido de izquierdas (ya saben: en la escala del radicalismo o del comunismo más feroz, según escriben desde las terminales del Ibex 35 o de los despachos ministeriales) cuando el PP se califica como conservador y liberal, demócrata y cristiano; el PSOE se instala en el centro izquierda, pero rematando con el PP; Ciudadanos está en el diván del psicoanalista para decidir qué mitad tiene de liberal y cuantas onzas en su derecha?
¿Hace falta un partido como Podemos, insisto? Y respondo con un ejemplo: conocido el subsuelo del “caso Bankia” con los jefes del Banco de España y del CNMV, no está de más recordar que Podemos, hace tiempo, ¡eh!, solicitó una comisión de investigación a la que se negaron el PP y el PSOE (rectificando en la prórroga) haciendo bueno el grito repetido en calles y plazas: PSOE y PP… lo mismo es.
Desde los inicios de Podemos surgió la defensa de los desahuciados; en el programa de Podemos figuraba ya la lucha contra la pobreza energética y la petición de una auditoría para el sector de las eléctricas. Podemos pidió un salario mínimo que luego el PP con el PSOE rebajaron como ya es de sobra conocido y una banca pública al servicio de la ciudadanía y un amplio etcétera que encandiló a cinco millones de ciudadanos. Aquellos perroflautas, melenas y coletas, fueron –como también recuerda Manuel Rivas– “un estallido contra el binomio desvergonzado de austeridad y corrupción y de no haberse producido esta ciclogénesis humana, este país sería una ciénaga y andaríamos con mascarilla para poder respirar”.
Ese Podemos hace falta. Mejor organizado, centrado en los problemas y anhelos de la calle para llevar a las instituciones esa voz que otros ignoran. Sobran los líos dentro y debe amainar el ruido exagerado de sus poderosos enemigos. Y si al final el pueblo, con sus votos, los derrota otros vendrán para heredar sus banderas. Pero Podemos habrá valido la pena.