El presidente del Gobierno ha anunciado desde Guatemala que no tiene ningún problema en prorrogar los Presupuestos de Rajoy y gobernar por decreto, si sus cuentas no encuentran apoyos. Incluso estaría pensando ni presentarlos. Parece que está difícil el apoyo, si nos creemos las declaraciones que van haciendo estos días algunos de sus socios de moción de censura. También desde la mesa del Consejo de Ministros, la portavoz aseguró el viernes más o menos lo mismo. Dijo Isabel Celaá que el PSOE no tiene 84 escaños sino mayoría absoluta. Lo veremos. La pregunta sería ahora, cuántos decretos están dispuestos a aprobar y cuáles luego podrán ser convalidados por el Parlamento. Es muy probable que el aumento en un 22 por ciento del SMI salga adelante. Esta medida precisamente no va incluida en los Presupuestos y siempre se aprueba independientemente de las cuentas.
Más problemas se pueden encontrar en la aprobación de una contrarreforma laboral que en muchos aspectos retrotrae a la reforma de Fátima Báñez de 2012, que logró frenar la sangría del paro y que facilitó la creación de más de dos millones de puestos de trabajo. Precisamente, los aspectos más positivos de la reforma del PP son los que ahora se quiere cargar Sánchez. Entre ellos, el más importante y el que más disgusta a los sindicatos mayoritarios: la aplicación del convenio de empresa y no de los convenios sectoriales. Medidas como esta pueden encontrar apoyo entre los comunistas, pero dudo mucho que los grupos vascos y catalanes estén por la labor.
En todo caso, una reforma laboral de este tipo, unida a la subida de impuestos y los mayores costes al sistema financiero en un momento de desaceleración como el actual (la economía alemana se contrajo 0,2%) sólo van a conseguir echar más leña al fuego. Si, además, el Gobierno no para de hacer anuncios que ponen en riesgo sectores como el automóvil, tenemos el cóctel perfecto para que la economía y el empleo se deterioren a mayor ritmo. De hecho, ya estamos viendo los efectos provocados por los meros anuncios, dada la inseguridad que crean en todos los agentes.