Hace unos días fui testigo involuntario de una tertulia de amigas en un café. Debatían sobre la pobreza, atraídas por el asunto de los niños con problemas de alimentación y la controversia de los datos aportados por los políticos en los medios de comunicación. Opiniones diversas calentaban el ambiente y cada una de ellas estaba, según decían, basada en experiencias cercanas y, sin que ello sea malo, por tanto en subjetividades. La pobreza es terrible, pero toda su dureza se hace extrema cuando se trata de menores. Hace algún tiempo, y en más de una ocasión, desde este rincón, alerté sobre las cifras que se manejan sobre la pobreza y de los efectos irreversibles en los niños y jóvenes cuando viven en situación de exclusión social.
Ellos tendrán más dificultades de desarrollo físico, psíquico e intelectual, que los demás, lo que dificultará su integración en el ámbito social en el que viven. Lo triste es que a los problemas alimentarios, se contrapone el hecho de que en ningún país de la CE, nadie tiene por qué pasar hambre. Otra cuestión es por qué sucede lo que sucede. Pero volviendo al debate y en el ánimo de aportar detalles, creo que hemos de tener en cuenta lo que la CE define como pobreza. La explica en dos vertientes, la únicamente económica: Pobre es quien ingresa menos del 50% del ingreso medio del país en que vive. El cálculo económico se ha de hacer por región o zona para ser más exactos, además del realizado para el conjunto del estado o de la CE; de acuerdo con los datos estadísticos de España esa mitad está en el entorno de 950 euros/persona de media mensual. Aunque quizás los 850 euros están más cerca de nuestra realidad, que de la estadística. En cuanto al orden social dice: es pobre quien cuenta con recursos tan limitados que no le permiten acceder al modo de vida que es considerado aceptable en la sociedad en la que vive.
Espero haber ayudado un poco al bonito debate que tuvieron mis vecinas de café sobre la exclusión social, del que casi siempre escapan la clase política y gran parte de la sociedad. Ahora saquen Vds. sus propias conclusiones.