SOCIALISMO FERROLANO

La reciente elección de los delegados que acudirán por Ferrol al congreso provincial del PSdeG-PSOE ha deparado, no sin una relativa sorpresa, la evidencia de que el socialismo local continúa aportando elevadas dosis de disensión. Pese al triunfo (5 delegados) del edil Jaime Pena, que formaba parte indiscutible de la apuesta de la secretaria general del PSOE local, la también diputada autonómica Beatriz Sestayo, el hecho de que esta última obtuviese los tres restantes configura un perfil que continúa lejos de la unidad y que todavía sigue aportando algunas de las ascuas que quedaron encendidas hace poco más de un año, cuando el pulso entre esta última y el sector liderado por el exalcalde Vicente Irisarri suscitó una de las confrontaciones más agrias del panorama político gallego.

Las expectativas, al menos para la izquierda, continúan cautivas de lo que la ciudadanía parece entender más como fruto del personalismo...

La lista de “consenso” derivada de la lucha, que se saldó con Irisarri encabezando la lista a la Alcaldía pero bajo el peso mayoritario de la opción de Sestayo, se ha revelado en buena parte poco menos que inoperante desde el principal partido de la oposición municipal. Los últimos días reflejan incluso cuestiones más trascendentales, dado que buena parte de los miembros integrados entonces en el sector de Sestayo son los que ahora han presentado una opción alternativa al margen de aquella. Las espadas, lejos de envainarse, continúan en alto, aunque un tanto melladas, fruto seguramente de la apuesta de la diputada por la opción de Espinosa en la lucha por la Secretaría General de los socialistas gallegos. Con un exalcalde relegado al último asiento de la primera fila de la bancada socialista y una portavoz municipal –Natividad González Laso– que fue la apuesta personal –ahora se revela que perdida– de Beatriz Sestayo, el PSOE ferrolano parece lejos, al menos por el momento, de encontrar –si es que la significativa victoria de Pena no lo indica ya– un líder capaz de aglutinar, pese a los discursos, más sesgados y voluntariosos que reales, un liderazgo claro para el socialismo en la ciudad cuna del fundador del partido más antiguo que flamea en el abanico político español. La mayoría absoluta del PP en las últimas elecciones municipales, próximo ya el primer aniversario de su mandato, ha avanzado un panorama desconocido para la actividad política en la ciudad naval, hasta entonces protagonizada por la carencia de gobiernos estables y siempre pendiente de pactos, puntuales o generales, o simplemente del gobierno en minoría, por el que tanto la derecha como la izquierda han pasado. Las expectativas, al menos para la esta última, continúan así cautivas de lo que la ciudadanía parece entender más como fruto del personalismo que del interés por aglutinar y, sobre todo, por presentar una alternativa viable y, en especial, fiable, capaz de superar sus propios miedos y con auténticos visos de futuro. Por el momento, transcurrido un año, el único cambio parecen aportarlo los protagonistas, al menos los visibles.

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