No sé si hay una cifra exacta, pero me basta decir que muchos (coches, camiones, camionetas, autobuses) y en cuanto a las bicis y patinetes de todo tipo la cantidad puede ser importante. Lo que todos sabemos es que la cifra más alta es la de los sufridos peatones. Ahora en lucha, pues se saben una especie en peligro de intención.
Para ejemplos vamos a la calle. A la acera. En lucha contra la máquina de la zona azul, el cachivache de correos, los toneles que adornan la entrada de los bares, las terrazas (muchas ilegales), las correas extensibles de los perros, los reclamos a la puerta de bares y restaurantes anunciando sus productos e imagino que me olvido de alguna que otra inconveniencia que se encuentra el sufrido peatón.
La cosa se complicó con la proliferación de los patinetes y el auge de las bicicletas, puesto que no hay normas claras o, lo que es peor, no se cumplen las ordenanzas ni los que deben obligar a cumplirlas, lo hacen.
Ejemplos: los ciclistas –y por extensión los patinadores– deben ir por la acera con la bicicleta “de la mano” y en los lugares indicados para su uso la velocidad no puede exceder los treinta kilómetros por hora.
Los ciclistas que adopten circular por la calle, al igual que los otros vehículos, deberán hacerlo en dirección contraria al tráfico y lo más próximo a la acera.
Estas normas están en vigor en el Concello de A Coruña y pueden consultare y, sobre todo, tienen que conocerlas los agentes de autoridad (por cierto ¿hay guardias en A Coruña? ¿Qué fue de aquella promesa que se hizo de implantar la policía de barrio?
No quiero olvidar, entre las penurias y sobresaltos que padece un peatón por la acera, a las personas que van en silla de ruedas, a las mamás con el cochecito del niño, a las personas de avanzada edad o, simplemente, cualquier ciudadano que no lleve incorporado un espejo retrovisor.
Y ya puesto recordar las penurias del tráfico añadamos las cumplen otras ordenanzas como, por ejemplo, el horario de carga y descarga, el que obliga a los automovilistas a dar preferencia al transporte público cuando este se incorpora al tráfico.
Y si alguien cree que exagero que recuerde la noticia aparecida hace pocos días: vecinos de la calle de Juan Flórez alertan de las dificultades para que los servicios de emergencia entren en sus casas.
Reflexionemos todos y, aprovechando este tiempo de elecciones, que nuestros políticos tomen nota.