Hace unos días me visitaron unos amigos residentes en otra comunidad autónoma. Lo hacen periódicamente desde hace años y vienen con mucho gusto porque les encanta Galicia. Antonio y Paz, que así se llaman mis amigos, me repiten cada vez que vienen en los últimos años lo deprimido que notan Ferrol, cada vez más vacío, cada vez con más locales de negocio cerrados, incluso ya no es posible ir a comer a algunos de los sitios que frecuentábamos cuando iniciaron sus visitas a nuestra ciudad. Me comentan su sorpresa por comprobar el estado de abandono del centro histórico y la escasa vida que palpita en él y su percepción de que cada año esta situación se agrava. Suelen ser buenos observadores quienes visitan la ciudad de año en año y notan los cambios que los demás vivimos de forma más progresiva y seguramente resignada. El balance de Antonio y Paz me parece más fiable que el del alcalde y más cercano a los hechos objetivos: más paro, más pobreza y menos población.