ESTÁ claro que en A Coruña no hay delincuencia, los coches están todos bien aparcados, se respetan las paradas de los buses y la doble fila no existe. Tampoco hay jaleos nocturnos y todo es una balsa de aceite. Solo así se entiende que el Ayuntamiento haya decidido encomendar a los agentes del 092 la ingrata tarea de revolver en los restos de las bolsas de basuras que sean depositadas fuera de un contenedor para identificar al hostelero que allí la haya dejado. No quedó todavía claro si el profesional podrá alegar en su descargo que el receptáculo estaba lleno, que no había en kilómetros uno vacío o que lo hizo cinco minutos antes de que pasara el servicio de recogida. La cuestión es que por mucho que las zonas de ocio se llenen de gente, el consistorio ha decidido que no instalará más contenedores. Ni tan siquiera con los euros que obtendrá gracias a la labor de la patrulla verde del 092. Ojalá, algún día, además de vigilar eso, que está bien, hagan lo mismo con los dueños de perros que los dejan defecar en las calles, por ejemplo, que también ensucian lo suyo. FOTO: María García, concejala de Medio Ambiente