El pacto, al Parlamento

El presidente del PP, Pablo Casado, le apagó el farol al presidente del Gobierno. Nada de foto para un “inviable” pacto de Estado extraparlamentario para la reconstrucción nacional mientras estén vivas las instituciones.

En su cita telemática del lunes convenció a Sánchez de que la “mesa” de partidos, que ya existe en la propia naturaleza del Parlamento, debe convertirse en una comisión más del Congreso orientada a conseguir los mismos objetivos sanitarios, económicos y sociales propuestos en la inicial idea de pacto nacional ofrecido por Moncloa.

Sánchez asume la sugerencia. Por ahora el principio de acuerdo es un folio en blanco, a la espera de un guión de funcionamiento (fechas, composición, temas, etc.). Pero nada tan transparente como el cauce institucional para responder a la demanda de unidad frente a la crisis sanitaria, sin afectar a la intransferible responsabilidad del Gobierno. Tampoco se resiente la condición de alternativa de poder asociada al primer partido de la oposición. Atención, alternativa. No complemento, no continuación del Ejecutivo legítimamente constituido, sino factor institucional de recambio en la titularidad del poder.

Así se lo dijo Casado al presidente en su cita del lunes que, a la vista de los antecedentes, estaba condenada al fracaso en los términos propuestos por Sánchez. Así arroja un saldo positivo al haberse reconducido hacia vías parlamentarias, donde cada fuerza influirá en función de su respectiva cuota de representación. Era la única manera de superar la negativa a compartir un eventual pacto de Estado con fuerzas de confesada aversión al propio Reino de España.

La pelota vuelve a estar en el tejado de Sánchez. El líder del PP no ha picado el anzuelo que había lanzado hace unos días la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al hablar de “presupuestos de la reconstrucción”. Sugería que apoyar el pacto significaba apoyar los PGE de 2021. Por tanto, suponía también apoyar la continuidad de Sáncheza y dar por bueno el tablero basado en el pacto PSOE-UP en complicidad de nacionalistas vascos y catalanes. Pablo Casado ha reventado esa estrategia, que era demasiado burda.

Era mucho suponer que el PP alimentaría el protagonismo de Moncloa prestándose a compartir un eventual castigo de los ciudadanos por la gestión de la crisis. El factor Iglesias aparece como un obstáculo insalvable. Casado nunca pondrá su firma junto a la de Iglesias en un pacto nacional y Sánchez no romperá con Iglesias a cambio de contar con el PP en la reconstrucción. La salida inmediata al dilema no podía ser otra que el marco parlamentario. Y la mediata, unas elecciones generales cuando se dé por terminada la crisis sanitaria.

El pacto, al Parlamento

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