Junqueras no soporta el silencio

Menuda suerte tuvo Oriol Junqueras, el presunto hermano gemelo de Miguel Durán, el de la ONCE, con que el juez decidiese mantenerlo confinado en la trena. Su existencia era la mar de tranquila y podía dedicar las 24 horas a su plan de vida favorito: ora et labora, es decir, a combinar las alabanzas al Señor y la Virgen de Montserrat con la redacción de su obra cumbre, “Cartas desde mi celda”. Eso ocurría cuando estaba recluido en Estremeras, prisión dependiente del imperio, porque desde su traslado a Lledoners, que pertenece a la República, no sufrió más atrancos en su ímprobo trabajo. Allí todo son visitas y fiestas que lo distraen. De vuelta a una cárcel española para el juicio por el 1-O sufre otra vez el aislamiento y paga las consecuencias de tan largo encierro. Necesita conversar con alguien y así se lo hizo saber a Pedro “La sonrisa” Sánchez ayer en el Congreso: “Tenemos que hablar”. ¿Sobre Iceta?, ¿sobre el indulto? Hasta después del 26-M no habrá cita, no vaya a ser que a Sánchez se le desmonte el chiringuito.

Junqueras no soporta el silencio

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