La salas de la rabia lo petan en China

PACO Vázquez, el coruñesismo hecho hombre, sostiene la teoría de que todas las chinas tienen las piernas “tortas” –término que desmonta la reiterada acusación de que reniega del gallego–. Los chinos, en cambio, tienen el cerebro torto; al menos, un bo feixe deles, que se han vuelto adictos a las “salas de la ira”. Por veinte dólares, menos de 18 euros, durante media hora pueden liarse a palos con todo tipo de objetos: botellas, jarrones, ordenadores, maniquíes... descargan adrenalina, se relajan y vuelven a casa como nuevos. Por ahora está prohibido arrearle a las personas, pero conociendo el riesgo que entraña ser un disidente del régimen... FOTO: detalle de un jarrón chino | aec

La salas de la rabia lo petan en China

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