Segunda y multitudinaria jornada XXIII Corales Fonseca. Abrió al grupo ‘’ Ludus Tonalis Coro de cámara, dirigido por un inspiradísimo Rupert Twine con aportación de espirituales y música popular.
Mosaico de aromas que tapizan el ánimo: hierba recién cortada, romero, vainilla, hinojo, azafrán, menta y canela. Ingredientes para la esperanza celestial de feligreses convocados a toque de campana...
No de otra manera podemos comentar la excelsa participación de ‘’S.A.M.I Cateral de Santiago’’ y sus voces infantiles –accediendo por el centro del templo– hasta encontrar a su director José Luis Vázquez, acompañado por Mateo Iglesias al piano, Inés Ansada, pandereta, Rita Rúa Nova, gaita.
Gracias a su empaste, comprendemos esta frase tan manida de que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Un vistazo a la genealogía de Jesús lo confirma. Abundan los idólatras, inmorales, asesios, corruptos, sinvergüenzas. Y los elegidos no le van a la zaga, su piedra espiritual le niega tres veces y Pablo, apóstol de gentiles, ha sido su perseguidor más sanguinario.
‘’El Acorde Secreto’ –grupo siempre novedoso y conmovedor– cerró con partituras de autores como Mika, Manani, Nirvana, Radiohead, Europe y Coldplay.
Al atril Daniel G. Artés duelo de sonidos y diálogos. La música colma anhelos y suspicacias. Y sedue. Y llena de fuerza y serenidad.
Recordemos que las notas de la escala musical no razona mediante conceptos, sino que encarnan virtudes predispuestas a la esperanza. Cuentan paisajes, historias, parábolas. Tal hicieron Confucio, Buda, Gandhi, Tagore, Jesús...
Y en este instante siguen ese rastro moral primordiales vigas nuestras que con sus trabajos desinteresados hacen posible el evento. Entre ellas la dulce sonrisa de una dama ferrolana afincada en La Coruña, María Jesús Díaz del Río.